Lo venía diciendo desde hace mucho tiempo en mis cursos y conferencias de bolsa, cuando hablaba de la locura de comprar acciones baratas que dibujaban una tendencia bajista.
También lo manifesté en algunos medios de comunicación: "la banca se está hundiendo en bolsa y las acciones del Banco Popular no tardarán en llegar a cero".
Y, finalmente, sucedió. Este martes, 6 de junio, la entidad financiera española fundada en 1926 por el político Emilio Gozález-Llana se veía ya sin liquidez y al borde de la quiebra. Su cotización en el Mercado Continuo bajaría a cero.
Al día siguiente, miércoles, el banco Santander compraba el Banco Popular por 1 euro, aunque la presidenta de la entidad compradora, Ana Botín, anunciaba a la CNMV una ampliación de capital de 7000 millones de euros para "cubrir el capital y las provisiones requeridas para reforzar el balance del Banco Popular".
Esta compra de emergencia ha supuesto un respiro para los clientes del Popular, sí, pero no podrán decir lo mismo los 300.000 accionistas del que fue el sexto banco de España, que lo han perdido todo. Entre ellos, se encuentra, por ejemplo, la Unión Europea de Inversiones, que poseía 123,5 millones de acciones de Banco Popular.
Pérdidas millonarias aparte, la cuestión es: ¿por qué razón los accionistas del Banco Popular se mantuvieron en un valor que llevaba cayendo desde 2007? ¿Esperaban realmente ganar algo o es que sus acciones tenían una especie de valor sentimental para ellos, por ser su banco de toda la vida?
No importa la razón. Lo cierto es que su estrategia como inversores fue absolutamente errática. Nunca debemos mantener en nuestra cartera una acción que lleve tiempo bajando, porque lo más seguro es que siga esa tendencia y nuestras pérdidas vayan en aumento. Parece algo muy obvio y, en cambio, muchos inversores no lo ven.
Lamentablemente, el del Banco Popular no es ni será el único caso de acciones que bajan a cero. En cambio, salir a tiempo antes del batacazo sí es posible. Solo hay que aprender a invertir con sentido común.
No bajó de 32 a 0 en un minuto. Los inversores tuvieron diez años para salir.
Vale la pena aceptar que me he equivocado y perder poco, que no aceptar la verdad y perderlo todo.
Diez años bajando fue tiempo suficiente para tener un segundo de lucidez y haber salido de la posición.
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